miércoles, 8 de julio de 2009

Adios

No quiero encontrarte
cuando mis ojos ya no vean el color de tus pupilas
ni distingan cada trazo de tu rostro,
cuando la espera haya matado en ellos la esperanza.
No quiero esperar
que se marchiten mis manos
ni las tuyas, ni los cuerpos,
para resucitar la memoria de la piel
al reencontrarse.
No quiero la vida
congelada en los relojes
en lento compás de espera
y loco ritmo de vida.
Así que, amor de entonces,
aquí se acaba esta historia
de esperanzas y de esperas,
de sueños y de recuerdos.
Hoy muere al ayer, nace el mañana,
voy a almacenar recuerdos, a dar cuerda a los relojes,
y a dejar que la vida me sorprenda
un paso más allá, sin limitarla.

2 comentarios:

  1. Nunca me gustaron las despedidas, sean de la clase que sean. Me ponen triste. Un beso fuerte y cuídate. Hasta pronto.

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