jueves, 18 de junio de 2009

Verdades

Cual
de todas mis verdades
te miento,
y me miento…
De todas ellas
la única segura,
tangible,
innegable,
rotunda,
es que te amo…
Después están los miedos,
los sueños inconclusos,
los deseos cohibidos,
lo correcto e incorrecto,
las preguntas reprimidas,
las respuestas escondidas,
las ganas coartadas
y obligaciones cumplidas.
Las esperanzas sepultadas
para ser revividas,
los compromisos asumidos,
las obras realizadas,
las pasiones liberadas,
los ímpetus comprimidos,
los deseos concretados,
los anhelos encogidos,
todo lo dicho y no dicho
por temores sin dominio.
Todas verdades humanas
fríamente calculadas
para ser “hecho y derecho”.
Todo limita el espacio
en que soy y no soy yo
por ser la que debo ser..
Todo menos que te amo,
verdad absoluta,
concreta,
que me ayuda a darme cuenta
que de nada me arrepiento.

Una historia como tantas...

Adolescencia plena, año 1999, Juan y María se conocen en su primer año de secundaria. Tienen 14 años, Juan es 6 meses mayor. Él es terrible, el menor de 9 hermanos, varios varones, con problemas familiares; ella súper inocente, la mayor de tres hermanos, familia tradicional, muy cuidada, llena de actividades, estudia idiomas, hace deportes, y tiene una dulzura increíble.
Él se derrite ante esa belleza de ojos azules y cabello oscuro, ella por el chico de 1,90 que le dice cosas hermosas y le dedica canciones y poemas. Él tiene todo el carisma, ella toda la inocencia, pertenecen a dos mundos distintos, pero se encuentran, y comienzan a escribir una historia que los va a marcar de por vida.
Durante tres años aprenden uno del otro, ella lo que es la vida fuera de su maravilloso y perfecto mundo, él que hay un mundo mejor; ella que existen las mentiras, los engaños, el dolor, él que todo eso sólo conduce al sufrimiento; ella que tiene mucho para dar, pero que también debe recibir, él que necesita mucho de ella, pero también tiene muchas cosas hermosas para ofrecerle... y tantas otras cosas.
Él se convierte casi en un miembro más de la familia de ella, que contiene así a los dos; ella es para la familia de él como un ángel que llegó para acompañarlo.
El tiempo juntos llega a su fin cuando María cumple los 17, simplemente porque tenía que llegar, sin demasiadas razones más que el hecho de crecer, pero el tiempo compartido deja en ambos huellas imborrables, aún cuando fue (o quizá por serlo) un amor de adolescentes de otra época, dónde el amor físico no era parte de la historia, pero la entrega emocional era absoluta. Una historia hermosa, de ésas que se guardan en la memoria como un tesoro.
La vida continúa para ambos, cada uno termina el secundario, ella parte a estudiar en la universidad, él consigue un buen trabajo, aparecen nuevas personas en las vidas de ambos, pero nunca dejan de comunicarse, como si supieran que a pesar de la vida que pasa el otro siempre va a ser especial. Cada tanto, generalmente en los veranos, cuando ella vuelve por vacaciones, se encuentran como buenos amigos, se cuentan sus cosas, se ponen al tanto de la vida del otro, y tratan de mantener una linda amistad.
Juan tiene 24, María 23. Ella es la única persona que cada año se acuerda de mandar un mensaje en ese día tan doloroso para él, y Juan de alguna manera presiente cuando ella está triste; María siempre está en los momentos más difíciles de él sin saberlo, como si una fuerza superior la enviara, Juan (sin ser religioso) pide por el bienestar y la felicidad de ella…
Una historia como tantas, de dos chicos como tantos, de un amor como hay muchos. Sin embargo no se la puede dejar de escribir, ni cerrar, porque ella quiere al amigo, y él ama a la mujer; ella ayuda al que amó, y él necesita a la que ama; ella le pide que se deje amar y se de la oportunidad de amar a otra mujer, y él le dice que se deje amar y le dé una nueva oportunidad; ella no lo ama, y espera el amor de su vida, y él siente que no hay otra mujer para él, y la espera a ella…

jueves, 11 de junio de 2009

Mentiras

Tengo una edad que me permite estar en el medio de muchas cosas, algo así como el puente entre dos generaciones de adultos, como mis hijos y mis padres, por ejemplo, unos pertenecen a la era tecnológica, presionan teclas desde su nacimiento, y los otros crecieron entre la plancha a carbón, la cocina a leña, y conocieron un televisor con más de 20 años.
Pero lo más interesante de estar en medio de estas dos generaciones no es analizar el ¿maravilloso? avance tecnológico de la era de las comunicaciones, sino la mentirosa evolución del pensamiento del hombre (como género) con respecto al sexo opuesto.
Las mujeres de mi generación teníamos muy claras ciertas pautas (lamentablemente, claro). Aquellas que no teníamos la posibilidad de realizar estudios superiores, que por supuesto éramos la gran mayoría, si teníamos la suerte de haber hecho la secundaria lográbamos tener algún empleo donde ir desarrollando nuestras capacidades, pero inevitablemente con el tiempo habría un novio, una boda, hijos, y adiós independencia económica. Todo esto por supuesto después de haber llevado en la adolescencia y juventud una conducta “digna” que hiciera que fuéramos tomadas en cuenta como mujeres con las cuales formar la mencionada familia. Sociedad machista, mujeres sometidas, ni hablar de las generaciones anteriores.
No conozco los porcentajes, pero no es muy difícil, basta mirar un poco alrededor para darse cuenta de que somos muy pocos los afortunados que podemos decir que tenemos un matrimonio feliz. La gran mayoría están separados, divorciados, o lo que es peor, siguen juntos por dependencia económica.
Con el transcurso del tiempo el lugar de la mujer en la sociedad pareció crecer, y hacerse más respetado, y de alguna manera también el pensamiento pareció evolucionar, entendiendo que las mujeres también tienen derecho a elegir, tomar decisiones, disfrutar de su cuerpo y su sexualidad, buscar su independencia, acertar, equivocarse, volver a empezar, etc., sin perder por eso el respeto del género opuesto. Aquí es donde entra aquello de “mentiroso” que mencioné al principio.
El criar dos hijas y un hijo me permitió y me permite estar rodeada permanentemente de la nueva generación, todos jóvenes que se encuentran en la etapa de los estudios universitarios. Riquísimas charlas, inteligentes, con humor, política, sexo, relaciones humanas, realidad, sueños, etc., y por supuesto: relaciones de pareja. A todos los muchachos les parece maravilloso y perfecto que las chicas sean libres en lo que respecta a su vida sexual (como lo son ellos); todos aprueban que elijan cuándo, como y con quien quieren estar libremente (como eligen ellos); todos respetan su derecho a disfrutar del placer que una eventual pareja a la que no la une una relación sentimental pueda darles (como lo hacen ellos); y ninguno juzga ese comportamiento: MENTIRA.
Todo sigue igual!!! Hacen todo lo posible por llevarlas a la cama, mienten de la forma más descarada, tienen todos los versos escritos y aprendidos, se venden como Boy scouts, y siguen siendo lobos agazapados que una vez conseguida la presa ya no la quieren, porque no se supo defender.
Si les dicen que no: son mojigatas, canutas, se quedaron en el tiempo, frígidas etc.; si se toman su tiempo para decidirlo son histéricas; si les dicen que si al segundo encuentro son fáciles, si se creen el verso son taradas; si van directo al grano son putas. Lo más gracioso del caso es que las histéricas son las mujeres.
El asunto es que en esta nueva generación nada ha cambiado demasiado, la única diferencia es que los hombres entienden y aprueban de la boca para afuera lo que no entienden ni aprueban en una mujer si ésta pudiera ser su pareja en algún momento.
En conclusión: muchachos, están en el horno porque lo que quieren no existe, traten de superar su histeria, decídanse de una vez.
Chicas: no dejen que las sometan, no se trata de lo que ellos quieren, el respeto a la pareja de uno nace con la pareja, todos tenemos un pasado inevitable, un presente para elegir, y un futuro que dependiendo de la elección puede ser de a dos, pero en las parejas no debe prevalecer el vos ni el yo, sino el nosotros.


P.D.1: Espero que el machismo de mi hijo (si, también tiene su cuota) no sea muy grande.
P.D.2: Este delirio no es por nadie en particular, y por todos/as en general.
P.D.3: ¡Ojalá alguien opinara lo contrario con un argumento que me convenciera!

lunes, 8 de junio de 2009

Eter

En una nube transitando
los relojes,
apresando fantasmales remembranzas.
En un puño retenidas
las vivencias
y en el alma en carne viva
las ausencias.
Del recuerdo aferrada
en el abismo
creyendo que es un vuelo la caída,
dándome cuenta en un instante
casi eterno
que en el foso profundo de tu olvido
ya nada me sostiene,
y finalmente…
…descubrir que nada queda
ya en mi alma
Ni en mis manos,
ni en mi mente
ni en mis horas…
Que estoy vacía
y estoy llena de silencios
que sin existir
existo…
…que soy éter…