jueves, 11 de junio de 2009

Mentiras

Tengo una edad que me permite estar en el medio de muchas cosas, algo así como el puente entre dos generaciones de adultos, como mis hijos y mis padres, por ejemplo, unos pertenecen a la era tecnológica, presionan teclas desde su nacimiento, y los otros crecieron entre la plancha a carbón, la cocina a leña, y conocieron un televisor con más de 20 años.
Pero lo más interesante de estar en medio de estas dos generaciones no es analizar el ¿maravilloso? avance tecnológico de la era de las comunicaciones, sino la mentirosa evolución del pensamiento del hombre (como género) con respecto al sexo opuesto.
Las mujeres de mi generación teníamos muy claras ciertas pautas (lamentablemente, claro). Aquellas que no teníamos la posibilidad de realizar estudios superiores, que por supuesto éramos la gran mayoría, si teníamos la suerte de haber hecho la secundaria lográbamos tener algún empleo donde ir desarrollando nuestras capacidades, pero inevitablemente con el tiempo habría un novio, una boda, hijos, y adiós independencia económica. Todo esto por supuesto después de haber llevado en la adolescencia y juventud una conducta “digna” que hiciera que fuéramos tomadas en cuenta como mujeres con las cuales formar la mencionada familia. Sociedad machista, mujeres sometidas, ni hablar de las generaciones anteriores.
No conozco los porcentajes, pero no es muy difícil, basta mirar un poco alrededor para darse cuenta de que somos muy pocos los afortunados que podemos decir que tenemos un matrimonio feliz. La gran mayoría están separados, divorciados, o lo que es peor, siguen juntos por dependencia económica.
Con el transcurso del tiempo el lugar de la mujer en la sociedad pareció crecer, y hacerse más respetado, y de alguna manera también el pensamiento pareció evolucionar, entendiendo que las mujeres también tienen derecho a elegir, tomar decisiones, disfrutar de su cuerpo y su sexualidad, buscar su independencia, acertar, equivocarse, volver a empezar, etc., sin perder por eso el respeto del género opuesto. Aquí es donde entra aquello de “mentiroso” que mencioné al principio.
El criar dos hijas y un hijo me permitió y me permite estar rodeada permanentemente de la nueva generación, todos jóvenes que se encuentran en la etapa de los estudios universitarios. Riquísimas charlas, inteligentes, con humor, política, sexo, relaciones humanas, realidad, sueños, etc., y por supuesto: relaciones de pareja. A todos los muchachos les parece maravilloso y perfecto que las chicas sean libres en lo que respecta a su vida sexual (como lo son ellos); todos aprueban que elijan cuándo, como y con quien quieren estar libremente (como eligen ellos); todos respetan su derecho a disfrutar del placer que una eventual pareja a la que no la une una relación sentimental pueda darles (como lo hacen ellos); y ninguno juzga ese comportamiento: MENTIRA.
Todo sigue igual!!! Hacen todo lo posible por llevarlas a la cama, mienten de la forma más descarada, tienen todos los versos escritos y aprendidos, se venden como Boy scouts, y siguen siendo lobos agazapados que una vez conseguida la presa ya no la quieren, porque no se supo defender.
Si les dicen que no: son mojigatas, canutas, se quedaron en el tiempo, frígidas etc.; si se toman su tiempo para decidirlo son histéricas; si les dicen que si al segundo encuentro son fáciles, si se creen el verso son taradas; si van directo al grano son putas. Lo más gracioso del caso es que las histéricas son las mujeres.
El asunto es que en esta nueva generación nada ha cambiado demasiado, la única diferencia es que los hombres entienden y aprueban de la boca para afuera lo que no entienden ni aprueban en una mujer si ésta pudiera ser su pareja en algún momento.
En conclusión: muchachos, están en el horno porque lo que quieren no existe, traten de superar su histeria, decídanse de una vez.
Chicas: no dejen que las sometan, no se trata de lo que ellos quieren, el respeto a la pareja de uno nace con la pareja, todos tenemos un pasado inevitable, un presente para elegir, y un futuro que dependiendo de la elección puede ser de a dos, pero en las parejas no debe prevalecer el vos ni el yo, sino el nosotros.


P.D.1: Espero que el machismo de mi hijo (si, también tiene su cuota) no sea muy grande.
P.D.2: Este delirio no es por nadie en particular, y por todos/as en general.
P.D.3: ¡Ojalá alguien opinara lo contrario con un argumento que me convenciera!

3 comentarios:

  1. No tengo argumento para convencerte de lo contrario, pero puedo agregar que también la mujer a veces tiene un pensamiento machista.

    Un ejemplo que se me viene a la cabeza, y tmb es obvio, es el de la presidenta. Muchas mujeres no creen que pueda llegar a gobernar bien por el hecho de ser mujer. Ojo, no estoy diciendo que lo haga tampoco, la verdad que la política (lamentablemente) me importa poco y nada. Pero esa es una gran realidad.

    Muy lindo!

    Abraxo!

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  2. INCREIBLEEEEEEEEEEEEEEEEE!!!!!!! Usaste la palabra justa: HISTÉRIA! parece mentira, pero es así, son cada vez más histéricos y exquisitos y es justamente porque tienen incorporado en la cabeza un machismo asqueroso aunque lo nieguen. Sin embargo concuerdo con Bel en que muchas veces nosotras también somos machistas, nos castigamos a nosotras mismas por cosas que no están mal, pero nos juzgamos desde ese machismo repugnante...

    En fin, me encantó

    Besos

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  3. ei esta muy padre este blog..
    encerio q tu inspiras.. jiji
    un beso saludos

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